Kilómetro cero en el Cusco, el día D. Lo que usted no vio
Hace nueve días alunizamos en el Cusco. Lo que venía siendo toda la vida “nuestra vida”, ahora está lejos, casi como un recuerdo. Ahora nuestro oficio y razón social son completamente ajenos a esos días y no sabemos mucho sobre ellos. La cápsula, como se le llamo desde la fase de planeación, tiene el objetivo de aclimatar el cuerpo a las nuevas condiciones de aire y presión infundidas por el cambio de altura, así como preparar el asalto hacia las montañas y comenzar a encender el espíritu andino. Mañana partiremos, dios mediante sobre las primeras horas.
El Cusco, la ciudad imperial, la capital del Imperio Inca, el ombligo del universo. La ciudad perfecta como dijo Otálora. A 3.400 metros de altura El Cusco es una joya en granito oscuro de calles empedradas y construcciones coloniales donde es imposible no sentir escalofrió y emoción con tantos colores e historia viva. Volamos en la flota directa que despacha Avianca, quienes nos cargaron cuatrocientos mil pesos moneda corriente 400.000 COP por cada bicicleta menos mal son los patrocinadores de la selección colombiana de ciclismo, sino habría sido más costoso.
La ciudad perfecta como dijo Otálora.
Pero cuando se cierra una puerta se abre otra, Bryan y su madre Carmen nos recibieron en su cómodo piso, con el cariño y apoyo de los lindos hogares. El apartacho se alza sobre la avenida de la cultura a pocas cuadras del monumento al Cóndor, está dotado con buenas camas, una cocina grande ideal para nuestras condiciones y áreas espaciosas para alistar las bicicletas y cargas. Los primeros dos o tres días nos dedicamos a montar los sistemas de tubeless en las ruedas, tarea pesada y dolorosa cuando las llantas son tan grandes y duras. Los frenos perdieron algo de potencia, a lo mejor por el traslado en el avión, así que practicamos purgados chinos sobre las mangueras.
Con los caballos galopantes oteamos las laderas del Cusco, la idea era subir despacio y con calma para pasar un rato en altura tomando tecitos y los últimos pasantes de agua de panela que tanto vamos a extrañar. Estar ahí en la altura, así se realiza un buen proceso de aclimatación; ascendiendo gradualmente y durmiendo bajo, hidratando y protegiéndose del sol. Los caminillos destapados, o singletracks que llaman, pululan por acá, se augura la poesía. Fuimos corrigiendo y precisando tuercas y tornillos, pantalones y pantaloncillos.
Las cargas ya están listas y montadas. El equipo e infraestructura ya la teníamos lista antes del despegue, pero el ACPM es local. Hemos encontrado con gratitud que los cereales, granos, especias y nueces son de excelsa calidad, se venden al granel y a buen precio. Nos aperamos con finura en aderezos y pan de Huaro el cual es ideal para estos menesteres, pues es pequeño, denso, barato y sabroso. Contamos con dos termos de 1 litro cada uno Klean Kanteen para suplir bebida caliente a los rodadores, funcionan de maravilla. Mate, te de coca, café, chocolate y pisco se presentan en la carta.
Este proyecto llega a ustedes con el ausipicio de:
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