San Pedro de Atacama

Bikepacking Atacama

800 kilómetros de pedal en el desierto más árido del mundo

The heat was hot and the ground was dry, but the air was full of sound...atacama en bicicleta

El proyecto Primavera Cero: la Patagonia en bicicleta se había hecho realidad; recorrimos 4.321 kilómetros entre Valdivia y Ushuaia. Y aunque para muchos llegar al extremo sur de América Latina implica el final de su travesía, para nosotros significó el inicio de una nueva aventura. En nuestro espíritu, las ganas de rodar por el mundo estaban más vivas que nunca. Así que nos fuimos a explorar en modo bikepacking el Desierto de Atacama.

Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama
Desierto Atacama

Con la motivación de seguir descubriendo la Cordillera, decidimos que nuestro siguiente destino sería la inmensa región de los Andes centrales, donde confluyen las soberanías de Chile, Argentina y Bolivia: La Gran Puna de Atacama, uno de los lugares más áridos y desolados de América del Sur.

Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama
Desert Road

Dos trayectos en bus y dos vuelos, nos “teletransportaron” a San Pedro de Atacama; el preámbulo perfecto para probar nuestros cuerpos en el sofocante calor del desierto y en alturas superiores a los 3.500msnm. Allí estuvimos varias semanas pues debíamos esperar a que las tormentas eléctricas, comunes en época de verano en territorio Argentino y Boliviano – donde continuaría nuestro viaje – , dejaran de amenazar el cielo cordillerano.

Bikepacking Atacama
Atacama MTB

Las comunidades indígenas atacameñas tienen una importante presencia y poder en esta región y una gran parte de los terrenos son de su propiedad. Por esto, hacer “wild camping”, especialmente en el valle cerca del Salar de Atacama, está prohibido. Además, en el desierto es difícil esconderse; la carpa está expuesta a la vista, al sol y al viento. Veníamos acostumbrados a un contexto totalmente opuesto en la Patagonia. Estas restricciones, junto con los altos costos para visitar la mayoría de los lugares naturales, nos hizo sentir extraños.

Bikepacking Atacama

En San Pedro hicimos algunas rodadas de un día para explorar el desierto. Fuimos al Valle de Catarpe, una zona donde muchos turistas recorren a pie o en bicicletas alquiladas la Garganta del diablo. Habíamos visto la posibilidad de hacer un recorrido más largo, cruzando por un túnel abandonado que hace muchos años conectaba San Pedro con Calama. Los guías del lugar nos indicaron que la ruta que queríamos hacer estaba por fuera del trazado turístico, pero no fueron enfáticos en señalar que no podíamos cruzar. En nuestras investigaciones previas, analizando el mapa de calor de Strava, habíamos visto que esta era una ruta concurrida por lo que decidimos continuar con nuestro plan inicial; efectivamente, encontramos varias huellas de ruedas sobre la arena. Cruzamos caminos viejos y finos y tupidos senderos de tierra roja para conectar con la famosa Garganta del Diablo, dónde nos divertimos como niños chiquitos.

Tunnel
Garganta del Diablo

También visitamos el “Magic Bus” ubicado en Vallecito; un sector poco concurrido al sur del desierto, donde se encuentra una carrocería de un vehículo abandonada. Cuenta la leyenda, que este bus fungía como comedor de los trabajadores de una mina hace algunos años. El ride fue muy divertido, pues los caminos ofrecen una mixtura de paisajes; desde perspectivas inmensas del desierto hasta pasajes encajonados en dunas y paredes de barro. Salimos por detrás del Valle de la Luna, dónde vimos varias zonas precariamente cercadas con signos de precaución. Es curioso que en Atacama, epicentro espiritual y natural de América, e importante región turística del país, aún existan campos con minas antipersonales: una desquiciada estrategia utilizada por Augusto Pinochet, quien en 1978 decidió poner en las fronteras chilenas más de 180.000 minas por las tensiones con los gobiernos de Argentina, Perú y Bolivia.

Magic Bus
Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama

Hacia la cordillera

En frente de San Pedro se alza la Cordillera de los Andes, con el imponente Volcán Licancabur manifestando la grandeza de este lugar. Debíamos empezar a probar nuestro rendimiento en la altura, pues una vez en Argentina, estaríamos rodando sobre los 3.800 msnm por varias semanas. Así que planeamos algunos recorridos de varios días para “entrenar” el cuerpo y la mente. El primer reto al que nos enfrentamos en estos viajes cortos fue la poca disponibilidad de agua en el camino; el salar de Atacama, el mayor depósito salino de Chile y el tercero más grande del mundo, hace que la mayoría de fuentes de agua sean saladas. Por esto, para estás jornadas cada uno debía cargar más de 15 litros de agua; conseguimos botellas de gaseosa de 2 y 3 litros, galones de agua desmineralizada (perfectos para ubicar al costado de la parrilla), y dejamos algunas cosas en el camping de San Pedro para viajar más ligeros.

San Pedro de Atacama MTB

Subimos en tres ocasiones hacia la Cordillera. La primera vez fuimos en dos días hasta la comunidad de Machuca ubicada a 4.000msnm, donde acampamos en el parque infantil. Es importante llegar antes de las cuatro de la tarde, pues a esa hora los encargados de la comunidad regresan a San Pedro. Unos días después subimos de nuevo pero tomamos el camino que lleva a las Termas de Puritama y continúa hacia el Volcán Sairecabur; el segundo día instalamos el campamento a 4.700 msnm. En este punto, encontramos varias paredes de piedras, por lo que es posible asumir que en algún momento esta fue una zona muy visitada por montañistas; lastimosamente, además de los “refugios”, hay muchas latas de comida en el piso (más de las que se esperaría encontrar en un lugar sagrado). En la noche, un fuerte dolor de cabeza se apoderó de Jose. Si bien no manifestaba dificultad para respirar ni náuseas, el dolor se hacía cada vez más fuerte y se incrementaba al realizar cualquier movimiento. A las 2 de la mañana, tomamos la decisión de descender rápidamente a San Pedro para perder altura de inmediato. Aunque no fue una situación ideal, el cielo estrellado nos acompañó e iluminó nuestro camino y al final de cuentas una parte de nosotros disfrutó rodar por la Cordillera en medio de una tranquila noche. En la tercera oportunidad, llegamos a la comunidad de Guatín, dónde unos días antes habíamos acampado en el Valle de los Cáctus. Teníamos la intención de continuar nuestro ascenso al siguiente día, pero nos enteramos de un robo a unos turistas en las horas previas y decidimos regresar a San Pedro esa misma tarde.

Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama
Licancabur
Atacama
Bikepacker
Bikepacking Atacama
Sunset
Stone Wall

Definitivamente el momento más especial fue el viaje hacia el Monturaqui: un cráter producido por el impacto de un meteorito hace aproximadamente 600.000 años. Este cuenco perfecto de 350 metros de diámetro y 40 metros de profundidad fue descubierto apenas en 1962. Fueron 4 días de viaje para acampar en este remoto y poderoso escenario. 

Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama

Nuestra estadía en San Pedro de Atacama fue sin duda interesante. El desierto, los cañones, los single tracks, los descensos, los salares y el sol, son la combinación perfecta para la bicicleta de montaña. Sin embargo, hubo algo que no nos conectó del todo con el espíritu del lugar.

Bikepacking Atacama

La argentina, otra vez

Luego de tres semanas pudimos por fin cruzar a la Argentina. No habíamos podido aclimatar cómo esperábamos; hacer el Paso Jama en bicicleta implicaba estar tres días a mucha altura, y necesitábamos llegar a San Antonio de los Cobres antes de que entrara un frente de fuertes lluvias. Con este escenario de clima y salud, decidimos tomar un carro que nos llevó hasta la frontera. El paisaje fue majestuoso y una parte de nosotros se arrepentía de no estar viviendo el lugar sobre nuestras bicicletas. Sin embargo, como diría el Cholo Simeone, “las decisiones no se elijen, se toman”. En Jama, nos hospedamos en el hotel de la YPF y al día siguiente partimos hacia Susques por la Ruta Nacional 52, dónde rodamos sobre los 4.000msnm por los más de 100 kilómetros de camino pavimentado. El paisaje de la puna se empezaba a vislumbrar y la energía de la Argentina nos recargaba de nuevo.

Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama

Desde Susques tomamos rumbo al sur hacia San Antonio de los Cobres por uno de los tramos menos visitados de la Ruta 40; durante los meses de verano no es posible transitar pues los ríos se comen el camino. Pasamos por Pastos Chicos y Puesto Sey dónde se encuentran hospedajes comunitarios muy bien cuidados. El Volcán Tuzgle (5.530msnm) nos acompañó en el horizonte hasta el límite entre las provincias de Jujuy y Salta. Esta carretera pasa por el Viaducto de la Polvorilla, el vestigio de uno de los proyectos ferroviarios más emblemáticos de Sur América: “El tren a las nubes”. El viaducto se ubica a una altura de 4.200msnm, tiene 224 metros de largo y 64 metros de alto. Hacía parte del ramal C-14 del Ferrocarril Belgrano, que conectaba Salta Capital, San Antonio de los Cobres y Tolar Grande, con el Paso fronterizo de Socompa a 3.876 msmn. Aquí se hacía un intercambio con el tren chileno y los pasajeros y la mercancía seguía su camino hacia Antofagasta y el Mar Pacífico. Este servicio transandino funcionó entre 1940 y 1970. Aunque en la actualidad sólo están habilitados 22 kilómetros para el turismo, mantiene el título de ser el tren de pasajeros de mayor altura.

Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama
La Polvorilla
Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama
Bikepacking Atacama

Llegamos a San Antonio de los Cobres y encontramos asilo en el cómodo hospedaje Pachamama. Como se había pronosticado, al siguiente día y por más de una semana, el cielo se llenó de nubes negras, lluvias y descargas eléctricas. Según nos comentaron los locales, no es habitual que existan precipitaciones en el mes de marzo. Aparentemente, el cambio climático está haciendo de las suyas. Desde aquí, nos adentraríamos por completo en La Gran Puna.

Las rutas que hicimos durante esta sección del viaje se encuentran acá.

Gracias por leer y por acompañarnos en esta aventura.

Bikepacking Atacama

El Fin de la América Continental

Estrecho Magallanes

Este relato cubre la sección entre El Chaltén y Punta Arenas, cruzando por el paso Fronterizo Río Don Guillermo y visitando la ciudad de Puerto Natales; los últimos kilómetros de la América continental.

Paso Río Don Guillermo

Habíamos dejado nuestras bicicletas a un lado durante más de dos semanas para explorar a pie las montañas de El Chaltén; pero era hora de retomar nuestro camino al Sur, con Punta Arenas como próxima gran meta volante.

Las etapas entre El Chaltén y el Paso Fronterizo Río Don Guillermo, para cruzar a Chile, eran de “transición”; contaban con una mayor dosis de asfalto a la que estábamos acostumbrados y era la ruta obligada, no hay otras alternativas para llegar hasta allí. Esta vez, la aventura adquiría un matiz diferente: nos enfrentábamos a la verdadera pampa, con pocos lugares para acampar y con el viento en contra que es habitual en esta sección.

Patagonia Bikepacking

El único día en el que no tendríamos este desafío era la primera etapa: salir de El Chaltén. Así que, con la promesa de tener viento a favor, partimos cerca de las dos de la tarde, avanzando velozmente a lo largo de los 90 kilómetros que nos separaban de la intersección con la Ruta Nacional 40. Cuando estábamos por llegar, las ráfagas de viento comenzaron a aumentar de intensidad y el cielo se cubrió de nubes amenazadoras. Decidimos escondernos en el refugio que se encuentra en el cruce de caminos, donde coincidimos con otros tres viajeros. Juntos, observábamos cómo el viento azotaba las ventanas con una fuerza inquietante, recordándonos la imprevisibilidad de la naturaleza en estas tierras salvajes.

Patagonia Bikepacking

Durante las etapas siguientes los 3 puestos de vialidad de la AGVP a lo largo de la ruta, se volvieron puntos estratégicos para reponer fuerzas, obtener agua y buscar refugio temporal; estos espacios son lo único que hay en el camino: Irene, El Cerrito y Tapi Aike. En estos puntos recargamos nuestros bidones, tuvimos acceso a wifi para ver los pronósticos del clima y solo en el último, aprovechamos para acampar.

Salimos del refugio de la ruta 40 más tarde de lo acordado. A unos 20 kilómetros de iniciada la jornada tuvimos que poner en marcha la estrategia de relevos para lograr avanzar: cada uno debía liderar por un kilómetro. Ese día dormimos a orillas del Río Santa Cruz; en este punto hay una estancia abandonada donde muchos viajeros pasan la noche. Nosotros decidimos explorar unos metros más al fondo y encontramos una zona verde abierta perfecta para acampar.

Patagonia Bikepacking
Patagonia Bikepacking

Al siguiente día, el sueño nos dominó y salimos a la carretera muy tarde. Sin embargo, logramos completar la mayor parte de la ruta sin viento; parecía que el clima había tenido compasión de nosotros. Durante esta jornada, ascendimos el famoso Alto de Miguez, una cuesta de 14 kilómetros con una pendiente promedio del 4%. En el ascenso nos encontramos con una familia suiza: dos niños de 6 y 9 años pedaleaban en sus bicicletas felizmente hacia El Calafate. Conversamos con ellos y su energía y entusiasmo nos impulsaron hasta la cima. Más tarde, en la carretera destapada que conecta los puestos de vialidad El Cerrito y Tapi Aike nos topamos con otra familia, esta vez una pareja con una bebé de dos años, quien dormía plácidamente en un trailer. Nos emocionó mucho este encuentro y nos hizo recordar a nuestros amigos José y Gabriela, quienes han llevado a Julia, su hija, también de dos años, en pequeñas aventuras de bikepacking en Colombia.

Patagonia Bikepacking
Patagonia Bicicleta

Para llegar a la estación de policía abandonada, donde dormiríamos esa noche, tuvimos que recurrir de nuevo a los relevos. Pero el viento era tan fuerte que recorrer 1 kilómetro se hacía eterno; en está ocasión, nos turnamos cada 5 minutos el liderazgo, o en una descripción más acordé con la realidad, el sufrimiento. Esa noche cocinamos con el agua del río que se encuentra a pocos metros. Esta agua no se puede consumir directamente, necesita ser filtrada o hervida.

Patagonia Bikepacking
Patagonia Bicicleta
Patagonia Bikepacking

Nos restaban 45 kilómetros para llegar al Puesto Tapi Aike dónde retomaríamos el pavimento. Habíamos escuchado varios testimonios de ciclistas sobre el mal estado de la ruta, y observamos que el viento empezaría a soplar hacia las 11 de la mañana, así que salimos antes del amanecer. Disfrutamos los descensos y el paisaje; a lo lejos logramos divisar las Torres del Paine. El camino se puso bastante pedregoso en los últimos 20 kilómetros, pero en nuestras bicicletas con coraza 2.8 logramos avanzar sin mucha dificultad.

Patagonia Bicicleta
Suramérica Bicicleta
Suramérica Bicicleta
Patagonia Bicicleta
Suramérica Bicicleta

En el puesto de vialidad decidimos acampar, aunque aquí también ofrecen trailers con camas sencillas por un costo adicional. Esa tarde, nos sorprendió un resfriado acompañado de fiebre. Afortunadamente, siempre llevamos comida extra, lo que nos permitió tomar la decisión de dedicar el siguiente día a recuperarnos; paracetamol, sales de hidratación y descanso.

 

Esta situación inesperada nos permitió encontrarnos con Carlos Lozano, un ciclista colombiano que viene viajando desde Neiva, con quién habíamos conversado mucho, pero aún no nos conocíamos personalmente. Al siguiente día la grupeta colombiana salió muy temprano hacia el paso fronterizo Río Don Guillermo. Entre todos nos apoyamos para que esté largo tramo, con viento, frío y lluvia fuera más llevadero.

Suramérica Bicicleta

En Cerro Castillo, ya en territorio chileno, pasamos la noche en un camping municipal, que, aunque parecía estar fuera de servicio, fue recomendado por la policía local. Junto al camping, había una cancha de fútbol 5 vacía; resulta difícil imaginar que alguien pueda hacer un gol de tiro libre con estas condiciones de viento, ni Messi se atrevería a tanto. El agua de Cerro Castillo no se puede tomar, según nos comentaron tienen un problema con la tubería; es necesario comprar agua o pedir apoyo en la estación de policía.

Suramérica Bicicleta

Esa noche nos despedimos de Carlos; él continuaría su viaje hacia Puerto Natales, mientras que nosotros iríamos a ver las Torres del Paine. Luego de un buen descanso, pedaleamos hasta la Laguna Amarga, unos kilómetros antes de la entrada al Parque Torres del Paine. Eran las seis de la tarde y admirábamos el paisaje, cuando alguien se bajó de un carro, se acercó a nosotros y nos informó, de una manera un poco amenazadora, que allí, ni en ningún lugar dentro de un radio de 20 kilómetros, podíamos acampar: estos eran terrenos privados. Habíamos escuchado relatos de otros viajeros que habían sido despertados en medio de la noche por alguien con características similares, y habían sido forzados a recoger su campamento y partir en la oscuridad. Para evitar cualquier contratiempo, optamos por retroceder hasta el lugar indicado por este crudo personaje. Todos los terrenos estaban cercados y la noche se aproximaba; la única opción que encontramos para poner la carpa fue una cuneta al costado de la carretera que estaba en construcción. Habíamos considerado ingresar al Parque al día siguiente; pero amaneció lloviendo y las Torres estaban cubiertas totalmente por nubes grises, así que decidimos emprender una larga jornada hasta Puerto Natales.

Suramérica Bicicleta
Suramérica Bicicleta
Suramérica Bicicleta
Suramérica Bicicleta
Suramérica Bicicleta

Puerto Natales - Punta Arenas

La carretera que une Puerto Natales con Punta Arenas es un constante ir y venir de vehículos. Por esto, decidimos adentrarnos en el camino destapado hacia la municipalidad de Río Verde en busca de soledad. A lo largo de esta ruta, encontramos numerosos refugios en excelente estado, aunque todos estaban cerrados. Para obtener las llaves, se debe ir hasta la municipalidad; resulta irónico que estos espacios, concebidos para emergencias, funcionen de esta manera. Aquella noche, tendimos nuestra carpa al lado de lo que alguna vez fue una escuela. Nos contaron que años atrás, un incendio devastó este lugar y la municipalidad se trasladó unos kilómetros más adelante.

 

Puerto Natales Punta Arenas

Retomamos la carretera principal faltando 50 kilómetros para Punta Arenas. El contraste fue abrumador. Camiones, buses de turismo y carros de todos los tamaños nos pasaban a toda velocidad. Apresuramos el paso deseando llegar lo antes posible, poniendo en práctica las habilidades de ciclismo urbano aprendidas en Bogotá durante muchos años. De pronto, nos encontramos frente a la ciudad más grande e industrial que habíamos visto en nuestro viaje por la Patagonia.

Puerto Natales Bikepacking
Puerto Natales Bikepacking
Puerto Natales Bikepacking
Puerto Natales Bikepacking
Puerto Natales Bikepacking
Puerto Natales Bikepacking
Puerto Natales Bikepacking
Puerto Natales Bikepacking

Mientras recorríamos los últimos kilómetros de la América continental, nos dimos cuenta que la línea de la Cordillera nos había guiado hasta el mar. Y aún con un paisaje costero, una atmósfera salada y las olas rugiendo entre el viento patagónico, el espíritu andino se sentía firme y omnipresente; incluso cóndores volaban sobre la mar. Una paradoja posible solamente en las goteras del fin del mundo.

Estrecho Magallanes
Estrecho Magallanes
Estrecho Magallanes
Puerto Natales Bikepacking
Puerto Natales Bikepacking

Mapa y GPX

Estrecho Magallanes

Parque Nacional Patagonia

Parque Nacional Patagonia en Bicicleta

Puerto Río Tranquilo – Parque Patagonia – Paso de Roballos – Lago Posadas

Este relato cubre el recorrido por la Carretera Austral entre Puerto Río Tranquilo (Chile) hasta el Parque Nacional Patagonia y el cruce por el paso fronterizo de Roballos hasta Lago Posadas (Argentina) por la Ruta Escenica 41.

"El Serengueti de suramerica"

La sensación que nos había dejado recorrer el Valle Exploradores estaba recargada de gratitud. Con esta emoción en nuestros cuerpos salimos de Puerto Río Tranquilo hacia una de las secciones más divertidas del viaje.

Parque Nacional Patagonia en Bicicleta

Queríamos atravesar el Parque Patagonia en bicicleta por el Sendero el Furioso, el cuál incluye un paso de montaña sobre los 1.440 metros de elevación. Pero como ya hemos contado, este año el invierno estuvo largo, así que debíamos investigar sobre el estado del camino antes de emprender nuestro rumbo. Escribimos a los correos  indicados en la página del Parque, aunque sin mucha esperanza sobre la efectividad de esta comunicación; para nuestra sorpresa, la respuesta fue casi inmediata. Sin embargo, no eran las palabras que queríamos escuchar: el Furioso estaba cerrado, aún había mucha nieve sobre las montañas y era imposible cruzar. Decidimos llamar para buscar un contacto más personal, como dicen “el santo hace el milagro”; pero ni con la voz de súplica, la detallada explicación sobre la configuración de nuestras bicicletas (ruedas anchas) y el contexto del Proyecto fue posible obtener una autorización. Al escuchar nuestras voces de desconsuelo, nos recomendaron hacer el sendero de Puesto Tejuela: un camino para bicicleta de montaña que no promocionan abiertamente por su complejidad técnica.

Bikepacking Patagonia
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Bikepacking Patagonia
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta

Con este plan B en mente salimos hacia Puerto Bertrand por la Carretera Austral. Allí encontramos un camping libre dónde suelen hospedarse los ciclistas. Esa tarde, conocimos a muchos colegas; fue grato ver tantas mujeres, incluso una de ellas con más de 60 años quien viene viajando en solitario desde Alaska. Al siguiente día apreciamos la confluencia de los ríos Baker y Neff, una de las paradas obligatorias de la Carretera Austral.

Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Ash & Car @around_adventuring
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta

17 kilómetros antes de la ciudad de Cochrane tomamos el desvío que nos llevaría al mágico mundo del Parque Nacional Patagonia. En este punto, la gran mayoría de los viajeros continúan su camino al Sur. Es una pena que en la narrativa de completar la Carretera Austral queden ocultos lugares hermosos, que no solo enriquecen el viaje sino que al visitarlos se honra el esfuerzo de personas e instituciones que trabajan en la gestión de nuevas áreas protegidas y parques nacionales. Originalmente el área del Parque hacía parte de la Estancia ganadera Valle Chacabuco, una de las más grandes del país. En el 2004 Kristine y Douglas Tompkins, con el apoyo de otros donantes, adquirieron estos terrenos para emprender uno de los proyectos de restauración ecológica más importantes de Chile. En un trabajo conjunto con el Gobierno, se anexaron otras áreas de reserva natural y en 2018 se estableció el Parque Nacional Patagonia con más de 300.000 hectáreas de tierras protegidas. Más información sobre la historia del Parque en Rewilding Chile.

Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Sendero Puesto Tejuela Patagonia
Sendero Puesto Tejuela Patagonia

El Parque cuenta con infraestructura para los visitantes, incluyendo varias zonas de camping organizadas. Estos espacios no cuentan con electricidad, por lo que se deben llevar baterías externas si se tiene la intención de estar allí  por varios días.  

 

Al día siguiente, sin carga sobre nuestras bicicletas, salimos hacia el sendero de Puesto Tejuela. Nunca imaginamos que estaríamos rodando por pequeños y técnicos single tracks en la Patagonia Chilena: parecíamos niños chiquitos disfrutando de los descensos a toda velocidad. Ese día fue muy caliente y húmedo, y los tábanos, las famosas moscas de la Patagonia, parecían querer devorarnos, especialmente en los fuertes tramos de hike-a-bike. Encontramos secciones del camino que no estaban marcadas, por lo que tuvimos que recurrir al GPX que habíamos trazado previamente revisando los mapas y claro, una pizca de intuición en el terreno.

Sendero Puesto Tejuela Patagonia
Sendero Puesto Tejuela Patagonia
Sendero Puesto Tejuela Patagonia
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Sendero Puesto Tejuela Patagonia

Desde el Parque Patagonia cruzaríamos a la Argentina por el Paso Roballos. La oficina de frontera de Chile es pequeña y no cuenta con Policía de Investigación (PDI). Por esto, es necesario solicitar con anticipación un salvoconducto para salir del país; un trámite que se debe hacer en línea, unos días antes de cruzar. Es recomendable hacer este proceso previo al ingreso al Parque ya que el único punto con wifi es la cafetería frente a la administración, en la cual se debe hacer una compra, con precios más altos de lo habitual, para obtener un código que funciona solo por algunos minutos.

Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta

El Sendero de Puesto Tejuela fue más demandante de lo que pensábamos, y aunque nos hubiera gustado descansar un día, nuestro permiso de salida de Chile ya tenía fecha:  si no llegábamos  al puesto de Carabineros según lo estipulado en el salvoconducto, no podríamos cruzar. Afortunadamente el desnivel acumulado de la etapa se sorteaba con un puerto largo (40 kilómetros) con muy baja pendiente. El cielo encapotado nos obligaba a apurar el paso y a lo lejos se asomaba una tormenta eléctrica. Al llegar al puesto fronterizo nos resguardamos hasta que el cielo se despejó y continuamos hacia la gendarmería argentina.

Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta

Esa noche dormimos afuera de uno de los puestos de la Agencia provincial de vialidad (AGVP); casetas habitadas de manera temporal por los trabajadores a cargo del mantenimiento de las carreteras. En iOverlander muchos viajeros mencionan que en este punto se puede recargar agua y tener acceso a wifi. Pero aún era muy temprano en la temporada, y nosotros encontramos el puesto cerrado. Afortunadamente habíamos pedido recarga de agua en la gendarmería Argentina pues hasta Lago Posadas lo único que hay es la imponente belleza de las montañas. Este camino fue escénico; el paisaje cambió completamente y los colores rojizos y ocres del terreno nos cautivaron por completo. La etapa era larga, pero está vez el viento estuvo a nuestro favor. Cada repecho del camino lo subíamos a toda velocidad, casi como si tuviéramos super poderes en nuestras piernas.

Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta
Parque Nacional Patagonia en Bicicleta

El embrujo del paisaje nos había capturado y rodabamos entre sonrisas recordando las vivencias recientes; de pronto, avistamos un remolino a pocos metros. Sin tener chance alguno de reacción, esta ráfaga de viento nos abofeteó, nos tiró al piso y sacó nuestras gafas volando varias decenas de metros. Un poco desconcertados, llegamos a Lago Posadas con las gafas ralladas y un hombro y una rodilla magullados. Pero este impase se convirtió en anécdota y nuestra expresión de felicidad seguía intacta.

Parque Nacional Patagonia en Bicicleta

Mapa y GPX

La Carretera Austral Vol2

Bikepacking Carretera Austral

Coyhaique – Valle Simpson – Villa Cerro Castillo – Puerto Río Tranquilo – Valle Glaciar Exploradores.

Este relato cubre el recorrido por la Carretera Austral entre Coyhaique (Chile) hasta Puerto Río Tranquilo, pasando por Villa Cerro Castillo y tomando un pequeño pero poderoso desvío hacia el Valle Exploradores.

La ruta nacional # 7

Aprovechamos nuestro tiempo en Coyhaique para descansar en un plácido camping muy cerca de la zona centro. Esta ciudad cuenta con buenos recursos para el turismo, así que aprovechamos para hacer una revisión sencilla a las bicicletas en el taller repar.ando, el cuál es famoso por ayudar y sacar de apuros a los cicloviajeros. Además, Coyhaique tiene una buena oferta de almacenes de bicicleta y outdoor, por lo que es una buena opción para conseguir repuestos o equipo antes de continuar rumbo al sur.

Bikepacking Carretera Austral

Al tercer día, salimos de Coyhaique con rumbo hacia Cerro Castillo. En este punto, la Carretera Austral es aún pavimentada y con bastante tránsito de vehículos. En los mapas habíamos encontrado algunos caminos alternos que nos llevarían al mismo destino, pero por vías destapadas y solitarias, que nos parecían mucho más interesantes. 

Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral

Cruzamos el río y atravesamos el Valle Simpson por la carretera que lleva al Blanco, dónde acampamos la primera noche. En el camino, encontramos un pequeño pero vistoso pueblo llamado Villa Frey, dónde nos dimos el lujo de acompañar nuestra tradicional pasta a la quinoa con una cerveza. Estos desvíos nos llevaron por caminos angostos, llenos de flores amarillas, y divertidos descensos.

Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral

Cuando retomamos la Carretera Austral el segundo día, teníamos aún 45 Kilómetros para llegar a Cerro Castillo; incluyendo dos dos altos (uno de 7km y otro de 15km), antes del sinuoso descenso a la Villa. Allí se ubica el Parque Nacional Cerro Castillo, el cuál es atractivo por sus paisajes alpinos, senderos y paredones de escalada. Teníamos la intención de hacer la caminata hasta el campamento Neozelandés: la única habilitada al público para ese momento del año (noviembre) sin el requerimiento de un guía, pero el clima se tornó lluvioso y así era imposible emprender la caminata.

Bikepacking Carretera Austral

En Villa Cerro Castillo se acaba el asfalto en la Carretera Austral. La siguiente meta volante de nuestro itinerario, Puerto Rio Tranquilo, distaba 119 kilómetros; pensamos que si pedaleábamos fuerte podríamos llegar a completar este tramo en un sólo día. Pero el clima nos tenía otros planes, y jugó con nosotros como lo hace un gato con un ratón.

Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral

La primera dificultad del día estaba justo a la salida: un alto de 7km, en donde nos conocimos personalmente con el famoso viento patagonico. Nunca en la vida habríamos imaginado que un ventarrón nos impidiera pedalear, pero así fue, y de qué manera; por más de 1 hora apenas si podíamos caminar con las bicicletas de lado.

Unos kilómetros más adelante el viento le dió pasó a la lluvia y a un intenso frío que se caló hasta nuestros huesos. Esto nos obligó a buscar refugio en un camping al borde de la carretera a tan solo 40km de nuestro punto de partida. Allí nos reencontramos con otros viajeros que habíamos conocido la noche anterior, y compartimos historias alrededor de una estufa de leña mientras pacientemente secábamos nuestras ropas.

Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral

El día que llegamos a Puerto Río Tranquilo, dos días después de lo presupuestado, el sol nos acompañó en una hermosa travesía alrededor del Lago Chelenko, el segundo lago más grande de América del Sur, nombrado en la cartografía chilena como Lago General Carrera y en la argentina como Lago Buenos Aires. Es muy común encontrar extensos accidentes geográficos compartidos entre los dos países; cada uno le da su propio nombre a la porción que le corresponde. La soberanía en estás latitudes es un asunto serio.

En Río Tranquilo nos hospedamos en el camping Bellavista el cuál ofrece descuentos para viajeros en bicicleta: está fue la primera vez que vimos tantos ciclistas reunidos en un mismo espacio.

Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral

Motivados por el relato de nuestros queridos amigos Mark Watson y Hana Black decidimos visitar el Glaciar Exploradores, lo que implicaba tomar un desvío de 50 kilómetros al occidente. Los primeros 15 kilómetros fueron lentos y sentíamos las piernas muy cansadas; estábamos considerando abortar la misión. Pero unos minutos más tarde el paisaje se transformó: aires glaciares se sentían a lo lejos, el camino se fue estrechando y de repente nos encontramos rodeados de montañas enormes y silenciosas que nos daban la bienvenida a este mágico lugar.

Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral

Los miradores del Glaciar Exploradores están ubicados en dos puntos: el Parque Nacional Laguna San Rafael, administrado por el CONAF, y el Parque Exploradores de carácter privado. Ambos lugares estaban cerrados a la hora de nuestra llegada así que tendríamos que esperar para el otro día. Acampamos 5 kilómetros adelante a orillas del Río Exploradores y nos levantamos muy temprano para recorrer uno de los senderos. Aunque el día estuvo nublado, y no pudimos avistar el Glaciar, vibramos con el espíritu del lugar.

Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral
Bikepacking Carretera Austral

Nos quedamos con la ilusión de recorrer los 86 kilómetros de carretera hasta Bahía Exploradores; un camino que solo hasta 1943 logró ser cruzado por primera vez de occidente a oriente  por el explorador alemán Juan Augusto Grosse, en su búsqueda de conectar Río Tranquilo con el Pacífico. Nos queda está ruta en nuestra lista de deseos y ojalá se convierta en una misión para quienes leen este blog.

Mapa y GPX

¡Hola Chile, Chao Paipita!

ChileBikepacking

Luego de mucho tiempo de planeación y espera, estamos de viaje. Volamos a Santiago, tomamos un bus hasta Valdivia, y desde ahí empezamos a pedalear rumbo al sur por la península de la Patagonia. Primer cruce de Los Andes hacia Argentina y primeras sensaciones de este viaje austral.

Proyecto Primavera Cero: La Patagonia en Bicicleta.

Dieciocho meses atrás, durante una mañana de domingo, visualizamos con emoción y expectativa nuestro futuro y decidimos que iríamos a la Patagonia con nuestras bicicletas. Para entonces el plano financiero se visualizaba como el más crítico, así que pactamos una cuota de ahorro mensual y desde ese momento empezamos a considerar con mayor atención cada gasto y cada peso. Luego de un año nos mudamos a una ciudad pequeña y tranquila donde pudimos rebajar aún más el costo de vida, hicimos rendir más el tiempo, y sobre todo tuvimos la oportunidad de acceder de manera más expedita a las montañas para hacernos fuertes e invocar la sintonía del viaje. Desde el principio le pusimos nombre a nuestro proyecto: Primavera Cero, inspirados por la canción de Soda Stereo y por la congruencia entre la temporada del año en la que iríamos a Patagonia y la alta probabilidad de encontrar temperaturas por debajo de los cero grados celsius.

BoyacaBikepacking
Lago de Tota. Boyacá, Colombia.

Dejar atrás Bogotá, a sus 8 millones de habitantes y 36 años de afincada costumbre, y movernos a Paipa, un municipio de diez mil pobladores, supuso un cambio exótico pero totalmente satisfactorio y acertado. A la par de estas maniobras, tomamos otras decisiones importantes como recalcular nuestras expectativas profesionales y personales, pues en nuestro contexto socioeconómico dejar el trabajo para irse a buscar una aventura es un exabrupto que el sistema no valorará con elogios en nuestro futuro curriculum. Pero en medio de tantos cambios, había una inmensa sensación de tranquilidad y armonía al estar siguiendo los susurros tranquilos y firmes de nuestra conciencia.

BoyacaBikepacking

Permiso para aterrizar

Dieciocho meses después estábamos la madrugada del 3 de octubre en el Aeropuerto Internacional El Dorado en Bogotá, con dos cajas de cartón extradimensionadas, una tula de vinilo y dos boletos de ida a Santiago de Chile. Aunque la línea de deseo del viaje tenía origen en Argentina, el costo del pasaje a Buenos Aires o Mendoza era casi el triple. 

El primer obstáculo de la aventura estaba muy cerca en el proceso de check-in; tanto a las aerolíneas como a las autoridades migratorias no les convence que algunas personas compremos solo el tiquete de salida del país y nos vayamos a aventurar con nuestro futuro, por lo cual exigen un tiquete de regreso que demuestre que volveremos a nuestra patria y que no engrosaremos las cifras de migrantes ilegales. En el buen sentido de la palabra “hecha la ley, hecha la trampa”; y a través de la plataforma Onwardticket.com adquirimos por 15 dólares una reserva de viaje de regreso. Tal y como suena, este servicio consiste en un documento que prueba la reserva en un vuelo real, la cual está activa durante 48 horas, tiempo suficiente para complacer a la burocracia y lograr pasar a bordo. El costo del transporte de cada bicicleta fue de 125 dólares. Es importante reforzar los ojales o manijas de las cajas con cinta pegante pues en nuestro caso llegaron rotas a destino; es hasta lógico que el personal que sube el equipaje a los aviones tire de ellas con fuerza.

ChileBikepacking
Catalina Melo
ChileBikepacking
Jose Pacheco

Aterrizamos en Santiago de Chile, donde nuestra amiga Jerónima y su familia nos hospedaron y nos alimentaron por un par de días. Luego continuamos nuestro viaje motorizado en autobús hasta la ciudad de Valdivia donde habíamos pactado el inicio de nuestra travesía ciclística. El transporte de las bicicletas en autobús es todo un tema, tanto en Chile como en Argentina. Ninguna empresa nos garantizaba el transporte de las bicicletas (seguían empacadas en cajas), pues esto dependía de la capacidad de la bodega del vehículo, y la prioridad era el equipaje personal de los pasajeros. Por esto, no compramos ningún boleto por internet y fuimos en persona a la terminal de buses. Allí sucedió lo mismo, hasta que uno de los encargados del cargue de vehículos observó desde lejos la situación y vino en nuestro rescate. Este personaje, de orígen venezolano, seguramente sintió empatía con nuestro acento norteño y nos sugirió que estuviéramos de primeros en la fila de abordaje, conversó con el chofer y ayudante del bus sobre nuestra situación y todo quedó acordado. Al parecer las formalidades y protocolos de oficina son unos y la realidad en la plataforma es otra; cada tripulación (conductor y ayudante) son los que administran la operación y es con ellos con quién se debe conversar.

Ciudad de Valdivia, Chile

un prólogo por la selva valdiviana

Valdivia es una ciudad muy amable, nos sorprendió la cultura de los conductores quienes exageraban en gentileza para darle el paso a peatones y ciclistas (como te extrañamos Bogotá), y al ser un epicentro universitario abunda la gente jóven y la energía fresca y relajada. Desde allí realizamos un recorrido de tres días cuyo fin principal era probar la configuración del equipaje y el funcionamiento de las bicicletas; un prólogo, se diría en el mundo del ciclismo. Partimos en dirección occidente hacia el pueblo de Niebla y de ahí al norte por una carretera que bordeaba el Mar Pacífico. Aunque visitar el mar no estaba en los planes iniciales, fue una bonita manera de empezar el viaje y fungió como una forma de encomendarnos con la naturaleza; tocar el mar antes de treparnos a Los Andes.

ChileBikepacking
Chile Bikepacking
ChileBikepacking
ChileBikepacking
ChileBikepacking
ChileBikepacking

Visitamos el Parque Oncol el cual protege una vasta extensión del ecosistema del Bosque Templado Valdiviano (conocido también como selva valdiviana). La entrada al parque costó 10.000 CLP los cuales incluían el derecho a acampar y a transitar por los senderos, pero la presencia de una lluvia copiosa y constante apenas nos dio chance para armar la carpa y guarecernos toda la noche. Al tercer día regresamos a Valdivia sin novedad en el frente y listos para arrancar en busca de la Patagonia.

Bikepacking
Perro Boxer
ChileBikepacking

verde, verde. tenemos bandera verde.

Partimos con la misión de ir en dirección perpendicular a la Cordillera y buscar el cruce a Argentina por el paso de Hua-Hum hacia San Martín de Los Andes. Chile es un país angosto y bastante desarrollado en su zona “céntrica” por lo cual la mayoría de las carreteras son asfaltadas; por esta razón quisimos buscar rápido Argentina donde habíamos previsto un itinerario sobre caminos de tierra. En esta primera sección no encontramos puntos de i-Overlander que indicaran lugares de “wild camping” y los campings organizados quedaban en centros poblados, por lo cual planificamos etapas largas sin mayores chances de cambiar el itinerario.

Chile Bikepacking
Panguipulli
Bikepacking

 

En este periplo cruzamos por inmensas praderas en fase de alistamiento para la siembra y por vistosas parcelas repletas de yuyos que anunciaban con sus colores amarillos la llegada de la primavera. A medida que ascendiamos, los bosques de pino y otras especies maderables se hacían más presentes.

Yuyos Amarillos

Chile es el país de Latinoamérica con mayor cantidad de volcanes; si bien la mayoría se encuentran en las regiones del Bío Bío y la Araucanía, un poco más al norte, tuvimos la suerte de avistar a los majestuosos Rukapillan y El Mocho.

Volcan El Mocho
Volcán El Mocho
Rukapillan
Volcán Rukapillán

Cruzamos el Lago Pirihueico en el primer ferry del día, el cual salió a las 9 de la mañana. Los horarios y frecuencias de este servicio cambian según la temporada por lo cual es recomendable revisar esta información con anterioridad. La frontera se encuentra a unos 15 kilómetros del lago. Luego de realizar los trámites de migración el camino empieza a mostrar sus dificultades. Por un lado la superficie pasa de asfalto a destapado y las pendientes se tornan exigentes y largas. Por otro lado, hay una gran presencia de vehículos, no solo por el cruce con Chile, sino porque el Lago Lacar es muy frecuentado por turistas y locales.

 

Chile Bikepacking

Luego de una etapa muy larga llegamos a San Martín de Los Andes, puerta de oro de la Patagonia argentina. Ese día fue muy especial pues significó nuestro primer cruce de la Cordillera de Los Andes, aún con señales de que el invierno apenas se estaba marchando.

Las sensaciones durante esta primera sección fueron muy satisfactorias pues sentimos que nuestros músculos y pulmones respondieron muy bien a las nuevas condiciones de pedaleo; pilotar bicicletas con carga es toda una novedad tanto en lo físico como en lo técnico. El frío, quizás el elemento más extraño para nuestra condición tropical, nos jugó pasadas extrañas. En varias ocasiones antes de que se ocultara el sol ya estábamos vestidos con todo nuestro arsenal de ropa; emplumados, con la cara tapada y tiritando de frío. En Colombia no tenemos ese tipo de frío, que acecha por todos los rincones, incontrolable, como si fuera líquido.

Chile Bikepacking
Chile Bikepacking
ChileBikepacking

Aunque es muy temprano para decirlo, nos sucedió algo que creemos es lo más importante para un viaje de bicicleta, y en general para planes donde se requiera una honesta complicidad: estábamos conectados. No había pasado que recordar, ni futuro que construir, simplemente estábamos ahí, suspendidos en el presente con una sonrisa inmensa en nuestras caras y siendo felices en el otro. Vivir esa sensación es algo muy especial, es quizás lo más cercano a la verdadera felicidad, es sobre todo una validación cósmica de que nuestro destino está alineado con el universo.

¡Gracias por leer!

Próximamente: El Volcán Lanín.

Mapa y GPX

LAS GOTERAS DE LA PATAGONIA

Operación Éxodo: COVID-19

Nunca imaginamos que tuviéramos que abandonar el viaje de una manera tan abrupta. Veníamos felices rodando por un mundo mágico de ríos y lagos, de rayos de sol y árboles humeantes; de naturaleza viviente. Y de repente, sin pensarlo, ni calcularlo, ni especularlo, estábamos en un avión de regreso a Colombia. Tan pronto retomamos contacto con la civilización, luego de varios días de soledad y aventura por la frontera entre Argentina y Chile, nos enteramos de que el mundo entraba en una crisis de proporciones bíblicas producto del inesperado brote de Coronavirus y entonces la instrucción de regresar a casa se hizo obligatoria. Apenas logramos asomarnos a la Patagonia, sentimos las primeras ráfagas de viento aún tenue, nos ha quedado una tarea pendiente, una espinita que esperamos subsanar pronto y sobre todo una gran motivación para cada instante del presente.

Estamos muy agradecidos con la vida y sus poderes por habernos dado esta bonita oportunidad; la hemos aprovechado, hemos crecido y estamos aún más enamorados de la América del Sur. Las bicicletas y sus jinetes estamos sanos y salvos en casa, gracias a todos los que nos acompañaron en este gran viaje de la vida.

Este es el último relato de la temporada Un Viaje al Fin del Mundo.

Habíamos cruzado nuevamente a la Argentina por del paso fronterizo de Huahum, el cual conecta a Chile con el corredor turístico de los siete lagos en el norte de la Patagonia por medio de una carretera destapada en muy buenas condiciones. En pleno pico de temporada el tráfico vehicular y sus velocidades son considerables. Cuando esto sucede, es muy probable que las ruedas de los carros despidan piedras con gran ímpetu y en dirección aleatoria, haciendo que el camino fuera largo y estresante para nosotros. Por ahí se oían golpes de piedrecillas sobre los 4130s. Cuando coronábamos las ultimas rampas de la primera etapa nos encontramos con un colega cicloviajero en apuros: tensor doblado, cadena atascada y un radio roto, pero dado que en este gremio nos caracterizamos por el espíritu de cooperación, desplegamos nuestro arsenal de herramientas y los Mario y Jose Pacheco se pusieron en el trabajo. Vestido con la camiseta de “La Roja” Gonzalo Bolados se convertiría a la postre en otro gran amigo de la banda. Gonzalo es un tipo calmado y sencillo, odontólogo de profesión, pero surfista de corazón, vive en la región de Antofagasta al norte de Chile donde a través de su fundación Protección Oceánica trabaja y lucha por el cuidado de los mares. Logramos reparar su máquina y dejarle un par de cambios funcionado para poder llegar juntos a San Martín de los Andes. Seguro nos volveremos a ver con el viejo Gonza.

Aunque acumulábamos mucho cansancio en las piernas, pactamos estirar nuestra resistencia 300 kilómetros más para llegar a Bariloche y allí buscar algún hostal “barato” donde pudiéramos descansar un par de días de manera más efectiva.

Esos tres días de asfalto por la Ruta 40 fueron tranquilos. La carretera no presentaba grandes desniveles y los inmensos lagos que rodeábamos nos invitaban a parar y descansar mientras sacábamos fotos con nuestra memoria. En estos paralelos de Sudamérica la cultura de viaje y de vida al aire libre por parte de los locales es muy grande y existen muchas facilidades: lugares de campamento, baños, estacionamientos, tiendas.

Pasamos cuatro días en Bariloche. El tiempo nos mantuvo ocupados, además de descansar y cambiar repuestos de bicicletas, no escatimamos en caracterizar las incontables cervecerías artesanales que se encuentran dispersas por el centro de la ciudad. Tuvimos el placer de conocer a otro de los secos del Bikepacking de larga distancia: Tristan Ridley, un caballero inglés que lleva más de 60 sellos en su pasaporte y 3 años en la carretera y que se ha ocupado por mantener el estilo de aventura y exploración durante su viaje. Tristan había pasado harto tiempo en la Patagonia y nos sugirió rutas y destinos, estuvimos varias horas mirando mapas y degustando la oferta de ales del patio cervecero del Wesley. Nos comprometimos con Tristan a tenerle una ruta categórica para cuando llegue a Colombia, ¡vamos para esa!

Partimos de Bariloche pasado el mediodía, pedaleamos una etapa corta hasta el Lago Mascardi donde acampamos a la orilla de sus aguas. Al día siguiente la ruta regresaba nuevamente sobre el terreno destapado, a través de carreteras poco usadas y de senderos que componen la red de caminos llamada “Huella Andina”. Estos caminos han existido hace mucho tiempo y en 2008 varias instituciones locales empezaron su recuperación y señalización para generar acceso a esta experiencia natural, desafortunadamente el Gobierno retiro su apoyo. El grupo local Cycling Patagonia ha venido trabajando en la habilitación de partes del sendero para ser recorridos en bicicleta y gracias a ellos conseguimos el archivo GPX de la ruta. El trazado es de cinco estrellas, a veces es muy cerrado y la vegetación reclama su lugar, pero con calma y agrado se puede transitar y abrir el camino. Así mismo hay incontables secciones pedaleables por el bosque que nunca vas a olvidar, en especial el descenso hacia el Lago Steffen sobre el cual acuatizamos a sus bondades. Esa noche llegamos al Camping Kaleuche a orillas del Río Manso con algunos panes, frutas y vinos frescos. Mientras la tarde despuntaba en un cielo inmenso de muchos azules, nos dábamos un baño en el Rio Manso, cálido y benefactor, festejando otro gran epilogo de los días del Monteadentro.

PatanorS (4)

Nuestra llegada al Bolsón distó años luz de cómo nos la habíamos imaginado, en especial para Sergio y Jose Pacheco quienes eran los que más querían atracar en esta villa. Ese día el grupo se había dividido y Mario y Sergio rodaban unas horas atrás de los otros tres. El último tramo de la etapa conectaba un resort de ski abandonado con una carretera de tierra, a través de un bosque con caminos estrechos, ramas, raíces y pedazos técnicos. Un tronco sobre el camino dinamitó el equilibrio de Sergio quien cayó al piso y fue herido por una rama traicionera a la altura de la cadera. La sangre y su color teñían con angustia un escenario ya complicado. Sergio empezó a sentir un dolor muy fuerte y el afán por comprimir la herida con trapos y ropas le impedían lidiar con la bicicleta, así que escondieron el equipaje en el bosque para escapar caminando. Mario tomo la avanzada en aras de buscar ayuda, encontró a un trabajador de la zona quien aviso por radio a una finca cercana sobre la novedad. Cuando Sergio y Mario llegaron a la finca, un par de horas después, un enfermero estaba allí para prestar un primer auxilio y a los pocos minutos llego una ambulancia que a la postre llevaría a Sergio al hospital del Bolsón a eso de las 8 de la noche.

Esta situación nos conmovió mucho, nos dolió y nos dio tristeza ver a Sergio en esas. Estando en el Bolsón a finales del verano, después de lo que ha pasado este último tiempo no quieres estar pasando las noches en un cuarto de hospital. Por el lado positivo, despertamos un sentimiento de solidaridad y fuimos llamados a la reflexión por parte del destino, aún benevolente. Por unos 4 o 5 días estuvimos en el Bolsón, visitando a Sergio, llevándole chocolates y panecillos, acompañando con conversa sus monótonas horas de reposo y recuperación.

El Hospital del Bolsón acogió a Sergio con todos los cuidados y afectos posibles. La atención, la alimentación, el cuidado y los cuatro puntos de sutura fueron de primera excelencia y no consto ni un peso. “La salud es gratis en la Argentina gracias a Perón!, que no se te olvide eso ché…” nos recalcó Santiago, una amistad pasajera, cuando le contábamos de nuestra situación en una noche de cervezas en el hostal-bar donde nos habíamos guarecido a un par de cuadras del Hospital. Sergio quedo instalado en un hospedaje cómodo y hogareño, con su equipo ordenado y medicamentos completos. Acordamos que nos encontraríamos más adelante donde el pudiera llegar en bus, y que estaríamos en contacto para ver como evolucionaba su recuperación y así ajustar la estrategia de reencuentro.

Establecimos un nuevo record mundial de la pernicia, al largar la etapa 117 pasadas las cinco de la tarde, con una buena dosis de Quilmes en la guantera para festejar el onomástico de Diego Supelano, faltaba más. Esa noche carpamos cerca del Lago Epuyén y ofrecimos un banquete de hamburguesas. Al otro día partimos en dirección al Parque Los Alerces. Lo más conveniente para nosotros era refugiarnos en el parque por unos 3 o 4 días, con calma, haciendo tiempo mientras Sergio se recuperaba, aprovechando el descanso de los lugares de camping, los lagos, las montañas, los ríos. El Parque Nacional Los Alerces es patrimonio de la humanidad debido a su inmensa riqueza y esplendor natural, y dado que arribamos formalmente fuera de temporada, principios de abril, no tuvimos que hacer ningún pago de ingreso.

A eso del cuarto día continuamos nuestro camino hacia el pueblo de Trevelin, tanta modorra en el parque nos estaba mal acostumbrando. Al llegar a Trevelin paramos en un pequeño restaurante con wifi y encontramos una bonita sorpresa: Hana y Mark estaban a un par de kilómetros del pueblo y nos juntamos nuevamente. Nuestras líneas de deseo coincidían por los próximos cientos de kilómetros. Ambos equipos seguíamos un camino remoto e interesante que ha venido ganando popularidad en el gremio y que consiste en pasar a Chile por el paso de Las Pampas y conectar los poblados de Lago Verde y la Tapera a través de La Ruta de los Troperos. Así las cosas, partimos en compañía hacia el sur.

PatanorS (15)

De a pocos el viento se empezaba a sentir más frio e intenso, parar a comer o a sacar una foto implicaba ponerse algún abrigo y los paisajes se hacían más extensos y solitarios. Pasamos por el Lago Palena o Vinitter, cada país le tiene su nombre, y acampamos en una bonita pradera junto al espejo de agua. Regresamos nuevamente a Chile a través del épico paso de Las Pampas, un control donde no se realizan muchos trámites pues es posible cruzar solamente caminando, a caballo, o en bicicleta, hay varios ríos y la carretera es estrecha y pedregosa. Cruzar la frontera implicó literalmente, abrir un portón de madera y cambiar de feudo.

En Chile llegamos al pequeño pueblo de Lago Verde, allí los trámites migratorios fueron algo más estrictos y los carabineros nos abordaron con un formato en el cual declarábamos no haber sufrido síntomas de fiebre o malestar, pues se temía el brote infeccioso de una tal enfermedad llamada Coronavirus. No prestamos mucha atención pues el día había estado lluvioso y queríamos armar las carpas, cambiarnos de ropa y comer algo caliente. Esa noche acampamos a orillas del Lago Verde entre una atmósfera muy húmeda y pacífica.

Las dos etapas siguientes hasta La Tapera fueron supremas. Este camino ha sido usado desde hace mucho tiempo por indígenas y lugareños para transportar sus animales, y dada la existencia de la Carretera Austral a unos pocos kilómetros al occidente, este trazado no recibe obras de mantenimiento ni atención. Esto supone un lugar solitario, lleno de aventura, humedad y vegetación, las pendientes son exigentes y sobre un terreno difícil. Encontramos varias secciones en descenso sobre tierra húmeda y con curvas en peralte, es imposible describir la energía que se siente al ir bajando a gran velocidad por estos caminos en una bicicleta en la que toda tu vida va empacada en unas maletas.

PatanorS (6)

Un último cruce de rio no separaba de La Tapera. Los planes de Hana y Mark apuntaban a desviarse un poco al norte para visitar el Parque Nacional Pumalín, mientras que nosotros seguiríamos hacia el sur tomando la Carretera Austral, así que ofrecimos una velada de despedida con buenas cantidades de vino y cerveza. Esa noche prendimos una tenue fogata, hablamos de temas más profundos e íntimos de nuestras vidas. En siete mil kilómetros de viaje nos habíamos juntado tres veces para rodar, una bonita amistad entre “El estado del arte” y los “Cinco hermanos colombianos” se había forjado. La relación que desenvolvimos con Hana y Mark significa mucho para nosotros, es una señal muy grande del destino, es una circunstancia que nos da una motivación muy grande para seguir creciendo en esto del ciclismo de aventura.

Si a la mañana siguiente alguien nos hubiera dicho que esa sería nuestra última etapa lo habríamos tildado de loco orate demente. Salimos a la Carretera Austral hasta el pequeño pueblito de Villa Amengual, entramos a un supermercado a comprar algo de comida y la señora que atendía en el mostrador se exalto con nuestra presencia, otros clientes que estaban en el local se alejaron y se taparon la cara. Algo raro sucedía. Al rato conseguimos conexión a internet y mientras comíamos un pequeño emparedado con gaseosa, nos empezábamos a enterar que el mundo se estaba desbaratando y que una enfermedad llamada Coronavirus 19 ponía en jaque mate a toda la humanidad. En las 3 horas que estuvimos pegados a la red comunicándonos con amigos y familiares para comprender mejor la situación, Argentina cerro sus Parques Nacionales y la frontera por la que deberíamos pasar en un par de semanas. Colombia anuncio que sus aeropuertos serían clausurados en 3 días.

De manera acertada Jose Román visualizo que se venía una coyuntura nunca vista por nosotros y que debíamos poner todo nuestro empeño en regresar a casa lo más rápido posible y se hecho al hombro la “operación éxodo”. Siendo las 11 de la noche contratamos una camioneta que nos llevó hasta la ciudad de Coyhaique a dos horas de camino. Nos despedimos de Mark y Hana con un fuerte y melancólico abrazo, 24 horas antes fantaseábamos con llegar al Tierra del Fuego en un par de meses y ahora nos estamos diciendo hasta luego. Al llegar a Coyahique fuimos rechazados en varios hospedajes pues se habían reportado dos casos del virus en la ciudad y el enemigo principal era el turista. A eso de las 3 de la mañana conseguimos acomodo e inmediatamente empezamos el proceso de compra de pasajes aéreos, apenas tuvimos un día para conseguir cajas para las bicicletas y empacar. Para entonces Sergio aún no se había reunido con nosotros de vuelta, venia un poco más al norte a ritmo lento dándole tiempo a su humanidad de cicatrizar su herida. Pudimos comunicarnos y reencontrarnos en Coyhaique, un saludo agridulce pues daba alegría verlo sano y salvo, pero bajo una circunstancia diferente. Todos teníamos una especie de corto circuito en la cabeza, nuestro espíritu no lograba entender lo que estaba pasando.

A la mañana siguiente un microbús nos llevó al aeropuerto Balmaceda donde muchos turistas se enfrentaban a la misma situación que nosotros. En el aeropuerto de Santiago gastamos nuestros últimos pesos en un buen almuerzo con cervezas y cruzábamos los dedos pues veíamos cómo en las pantallas el letrero de “cancelado” aparecía en más y más vuelos. Abordamos el avión de Lan de regreso a Bogotá y en la misma aeronave venia el equipo de ciclismo Inder Medellín quienes días anteriores habían conquistado el Gran Premio de la Patagonia con el escarabajo Jose Tito Hernández. En la comitiva se encontraba Fabio Duarte, campeón vigente de la Vuelta a Colombia y excampeón mundial sub 23, y Oscar Sevilla “el niño”, figura del pedalismo mundial. De manera pueril y tratando de librar el estrés y la frustración de la situación, nos mofábamos diciendo que en ese avión viajaba la crema y nata del ciclismo colombiano.

Casi tres meses después de aterrizar escribimos este último párrafo de las vivencias del proyecto Rodando Los Andes: Un viaje al fin del mundo, el cual voló por 7.319 km a orillas de la Cordillera de los Andes. Al ver la crisis que se desencadeno en todo el planeta no podemos sentirnos más que afortunados de haber conseguido llegar a casa sanos y salvos, pero fue muy duro escapar de esta manera, cuesta trabajo entender que esta es la realidad. Aunque quedó un saldo de 3.000 km y no pudimos hollar los 55 grados de latitud sur donde habíamos establecido nuestro “fin del mundo”, consideramos que cumplimos con los objetivos pactados. Mantuvimos el estilo de la aventura, superamos las dificultades más grandes del camino y dejamos la bandera por lo alto. Crecimos como seres humanos, somos personas diferentes, hemos cumplido un sueño, y atesoraremos esta personal para siempre. Pero sobre todo nos hemos vueltos adictos a los viajes en bicicleta.

Volveremos!