Puerto Río Tranquilo – Parque Patagonia – Paso de Roballos – Lago Posadas
Este relato cubre el recorrido por la Carretera Austral entre Puerto Río Tranquilo (Chile) hasta el Parque Nacional Patagonia y el cruce por el paso fronterizo de Roballos hasta Lago Posadas (Argentina) por la Ruta Escenica 41.
"El Serengueti de suramerica"
La sensación que nos había dejado recorrer el Valle Exploradores estaba recargada de gratitud. Con esta emoción en nuestros cuerpos salimos de Puerto Río Tranquilo hacia una de las secciones más divertidas del viaje.
Queríamos atravesar el Parque Patagonia en bicicleta por el Sendero el Furioso, el cuál incluye un paso de montaña sobre los 1.440 metros de elevación. Pero como ya hemos contado, este año el invierno estuvo largo, así que debíamos investigar sobre el estado del camino antes de emprender nuestro rumbo. Escribimos a los correos indicados en la página del Parque, aunque sin mucha esperanza sobre la efectividad de esta comunicación; para nuestra sorpresa, la respuesta fue casi inmediata. Sin embargo, no eran las palabras que queríamos escuchar: el Furioso estaba cerrado, aún había mucha nieve sobre las montañas y era imposible cruzar. Decidimos llamar para buscar un contacto más personal, como dicen “el santo hace el milagro”; pero ni con la voz de súplica, la detallada explicación sobre la configuración de nuestras bicicletas (ruedas anchas) y el contexto del Proyecto fue posible obtener una autorización. Al escuchar nuestras voces de desconsuelo, nos recomendaron hacer el sendero de Puesto Tejuela: un camino para bicicleta de montaña que no promocionan abiertamente por su complejidad técnica.
Con este plan B en mente salimos hacia Puerto Bertrand por la Carretera Austral. Allí encontramos un camping libre dónde suelen hospedarse los ciclistas. Esa tarde, conocimos a muchos colegas; fue grato ver tantas mujeres, incluso una de ellas con más de 60 años quien viene viajando en solitario desde Alaska. Al siguiente día apreciamos la confluencia de los ríos Baker y Neff, una de las paradas obligatorias de la Carretera Austral.
17 kilómetros antes de la ciudad de Cochrane tomamos el desvío que nos llevaría al mágico mundo del Parque Nacional Patagonia. En este punto, la gran mayoría de los viajeros continúan su camino al Sur. Es una pena que en la narrativa de completar la Carretera Austral queden ocultos lugares hermosos, que no solo enriquecen el viaje sino que al visitarlos se honra el esfuerzo de personas e instituciones que trabajan en la gestión de nuevas áreas protegidas y parques nacionales. Originalmente el área del Parque hacía parte de la Estancia ganadera Valle Chacabuco, una de las más grandes del país. En el 2004 Kristine y Douglas Tompkins, con el apoyo de otros donantes, adquirieron estos terrenos para emprender uno de los proyectos de restauración ecológica más importantes de Chile. En un trabajo conjunto con el Gobierno, se anexaron otras áreas de reserva natural y en 2018 se estableció el Parque Nacional Patagonia con más de 300.000 hectáreas de tierras protegidas. Más información sobre la historia del Parque en Rewilding Chile.
El Parque cuenta con infraestructura para los visitantes, incluyendo varias zonas de camping organizadas. Estos espacios no cuentan con electricidad, por lo que se deben llevar baterías externas si se tiene la intención de estar allí por varios días.
Al día siguiente, sin carga sobre nuestras bicicletas, salimos hacia el sendero de Puesto Tejuela. Nunca imaginamos que estaríamos rodando por pequeños y técnicos single tracks en la Patagonia Chilena: parecíamos niños chiquitos disfrutando de los descensos a toda velocidad. Ese día fue muy caliente y húmedo, y los tábanos, las famosas moscas de la Patagonia, parecían querer devorarnos, especialmente en los fuertes tramos de hike-a-bike. Encontramos secciones del camino que no estaban marcadas, por lo que tuvimos que recurrir al GPX que habíamos trazado previamente revisando los mapas y claro, una pizca de intuición en el terreno.
Desde el Parque Patagonia cruzaríamos a la Argentina por el Paso Roballos. La oficina de frontera de Chile es pequeña y no cuenta con Policía de Investigación (PDI). Por esto, es necesario solicitar con anticipación un salvoconducto para salir del país; un trámite que se debe hacer en línea, unos días antes de cruzar. Es recomendable hacer este proceso previo al ingreso al Parque ya que el único punto con wifi es la cafetería frente a la administración, en la cual se debe hacer una compra, con precios más altos de lo habitual, para obtener un código que funciona solo por algunos minutos.
El Sendero de Puesto Tejuela fue más demandante de lo que pensábamos, y aunque nos hubiera gustado descansar un día, nuestro permiso de salida de Chile ya tenía fecha: si no llegábamos al puesto de Carabineros según lo estipulado en el salvoconducto, no podríamos cruzar. Afortunadamente el desnivel acumulado de la etapa se sorteaba con un puerto largo (40 kilómetros) con muy baja pendiente. El cielo encapotado nos obligaba a apurar el paso y a lo lejos se asomaba una tormenta eléctrica. Al llegar al puesto fronterizo nos resguardamos hasta que el cielo se despejó y continuamos hacia la gendarmería argentina.
Esa noche dormimos afuera de uno de los puestos de la Agencia provincial de vialidad (AGVP); casetas habitadas de manera temporal por los trabajadores a cargo del mantenimiento de las carreteras. En iOverlander muchos viajeros mencionan que en este punto se puede recargar agua y tener acceso a wifi. Pero aún era muy temprano en la temporada, y nosotros encontramos el puesto cerrado. Afortunadamente habíamos pedido recarga de agua en la gendarmería Argentina pues hasta Lago Posadas lo único que hay es la imponente belleza de las montañas. Este camino fue escénico; el paisaje cambió completamente y los colores rojizos y ocres del terreno nos cautivaron por completo. La etapa era larga, pero está vez el viento estuvo a nuestro favor. Cada repecho del camino lo subíamos a toda velocidad, casi como si tuviéramos super poderes en nuestras piernas.
El embrujo del paisaje nos había capturado y rodabamos entre sonrisas recordando las vivencias recientes; de pronto, avistamos un remolino a pocos metros. Sin tener chance alguno de reacción, esta ráfaga de viento nos abofeteó, nos tiró al piso y sacó nuestras gafas volando varias decenas de metros. Un poco desconcertados, llegamos a Lago Posadas con las gafas ralladas y un hombro y una rodilla magullados. Pero este impase se convirtió en anécdota y nuestra expresión de felicidad seguía intacta.
1 Comment
Catica y José, leyendo esta sección, y con la idea de que hay gente siempre un poco loca (como la de la mujer de 60 años y sola)pues estas aventuras son extremas y creería que son muy pocos los que se atreven , antier en nuestro viaje al cañón del Guape y el río Güejar en el departamento del Meta con Martha, conocimos en “La Uribe” una mujer de 28 años aproximadamente que viaja sola desde Brazil en Motocicleta con la idea de llegar hasta Alaska. Desafortunadamente tuvo un pequeño accidente y se cayó de la moto al golpearla un carro ahora tiene que esperar 3-4 semanas para recuperarse y seguir su travesía. Que loca!!ojalá Uds sigan sin novedad.🤗